INTRODUCCIÓN


[CASTELLANO]







Este blog, nace con la idea de ser el reflejo del viaje más ambicioso en que hasta la fecha y probablemente a lo largo de mi vida me vaya a embarcar, y cómo no podía ser de otra manera, en compañía de mi inseparable ratita :-) , que de hecho va a ser la principal protagonista del viaje. El objetivo, recorrer el continente desde el norte de México hasta el sur de Argentina.







En él voy a tratar de plasmar mis más relevantes vivencias a lo largo y ancho de este fascinante continente y mis reflexiones sobre las distintas situaciones y en distintos ámbitos que me encuentre y que considere merecen la pena y deben ser vistas y contadas.







Mi pretensión es actualizarlo con la mayor regularidad posible, pero indudablemente habrá momentos en que por falta de acceso a Internet (véase por expediciones a la selva, trekkings de varios días por los distintos sistemas montañosos, etc...), por falta de tiempo, por falta de sueño o simplemente por falta de inspiración, este muchos días sin actualizar...pero prometo no abandonarlo.







Espero que os guste







Un saludo a tod@s



















[ENGLISH]







This blog is born with the idea of being the reflection of the most ambitious trip of my life to date, and as it couldn’t be otherwise, in company with my inseparable ratita :-) , which in fact will turn to be the main protagonist of the trip. The goal, to travel all along Latin America from northern Mexico to southern Argentina.







In that trip, I will try to show my most relevant experiences all along this fascinating continent, and my reflections on the various situations and in different areas that I find it’s worth, and should be seen and known







My intention is to update it as regularly as possible, but undoubtedly there will be times when lack of access to the Internet ( for instance, expeditions to jungle, trekking lasting several days, etc ...), lack of time, lack of sleep or just a lack of inspiration, it may remain un-updated for several days..but I really promise not to leave it







I hope you like







Regards to all of you







P.D: I know that sometimes the english version may be hard to understand, suggestions will be always welcome :-)







lunes, 21 de mayo de 2012

Traspaso



¡¡¡ATENCIÓN!!! ¡EL BLOG SE TRASLADA TEMPORALMENTE!


Para seguir las andanzas de Mafalda la Rata Mochilera, por favor dirigirse a:


http://diarioratamochileraparte2.blogspot.com/

¡¡Gracias!!

jueves, 1 de septiembre de 2011

DE CHIHUAHUA AL PACÍFICO

Llegamos finalmente hasta el punto más meridional del viaje, la norteña ciudad de Chihuahua. Por los cálculos de tiempo que habíamos estado realizando el día anterior, decidimos que no nos podíamos permitir hacer noche en Chihuahua, por lo que dejamos los bultos en la central camionera y tomamos un autobús para el centro para hacer una breve visita. Chihuahua es una ciudad grande y moderna de amplias calles que no cuenta con una arquitectura especialmente bella, me recuerda un poco a la imagen que tengo de lo que deben ser las ciudades de Texas, Arizona y otros estados de EE.UU fronterizos con México y que no en vano fueron territorio mexicano hasta la pérdida de la guerra entre México y EE.UU en 1846 - 1848. A nivel turístico, quizás lo más destacable es el museo histórico de la Revolución (la célebre Revolución mexicana de 1910) o casa del General Francisco (Pancho) Villa, una de las indiscutibles figuras de la Revolución y héroe local de la misma. Lo más destacable del museo es el coche dónde iba Pancho Villa cuándo murió acribillado, así como una buena cantidad de murales alusivos a la figura de Pancho Villa y de la Revolución obra de Siqueiros, uno de los más célebres muralistas mexicanos.




Tras el breve paso por la ciudad de Chihuahua, tomamos un autobús que nos llevaría a Creel, en plena Sierra Madre, el mayor sistema montañoso de México. Según nos adentrábamos en la Sierra Madre el paisaje era más y más contrastado respecto a Chihuahua, de la llanura desértica pasábamos a unas escarpadas montañas de formas caprichosas y vegetación exuberante, de hecho cómo aún era invierno, aún era posible apreciar numerosas manchas de nieve en las montañas. Creel es un pueblo más bien pequeño y no especialmente bonito por su arquitectura aunque sí por sus alrededores, pero sobre todo es la base perfecta para conocer las maravillas naturales que encierra este rincón de la Sierra Madre y es además el punto neurálgico de los Tarahumara; o Raramuris cómo ellos se hacen llamar, la civilización prehispánica predominante en esta zona de México. Nuestro primer día en Creel decidimos alquilar un par de bicicletas y visitar algunos de los puntos más cercanos a Creel, las aguas termales de Recowata y la cascada de Cusarare que se encuentran en el fondo de un cañón. Tras hacernos con unos mapas topográficos de la zona, un croquis y unas breves reseñas de la gente local, nos aventuramos con las bicicletas, al final decidimos visitar primero las cascadas para luego tratar de averiguar el camino que atravesando el bosque nos llevara hasta la pista que baja hasta las aguas termales El camino hasta las cascadas era algo confuso, y de hecho estuvimos un buen tramo vadeando el río pensando que así terminaríamos llegando



pero llegado el momento en que el río ya tenía una anchura para la que nos hubiera hecho falta una barca para atravesarlo, llegamos a la conclusión de que íbamos mal por lo que dimos la vuelta, tras subir cómo buenamente pudimos unas cuestas que tenían una pendiente que ni el Angliru, llegamos al cañón y pudimos deleitarnos con la preciosa vista del cañón en sí y de las cascadas



A continuación seguimos el camino rumbo a las aguas termales atravesando el bosque, cómo aún estábamos en invierno no había por fortuna serpientes de las venenosas (cascabel y coralillo, la segunda sobre todo puede llegar a ser mortal), pues estas se encuentran invernando, y durante todo el camino se encontraban diseminadas varias manchas de nieve que nos recordaban que a pesar del sol y la agradable temperatura aún era invierno



Muchos pinos después conseguimos llegar al sendero que lleva hasta las aguas termales, una vez se terminaba la parte de tierra, el camino estaba constituido por adoquines y se hacía cada vez más inclinado, llevábamos un rato pensando en esconder las bicicletas y continuar hasta abajo a pie pensando en el suplicio que iba a suponer la vuelta, y entonces nos cruzamos con una turista que venía de allá, y nos dijo que las aguas estaban muy agradables, que no había nadie más y nos confirmó que aún quedaba la parte más inclinada. Con todo esto, decidimos esconder las bicis en un terraplén justo detrás de unos árboles, un sitio que a priori era casi imposible de localizar (hicimos la comprobación desde todos los sitios posibles). Una vez escondidas las bicis, nos apresuramos a bajar a las aguas pues sólo quedaban unas pocas horas para que se hiciera de noche, tras gozar las aguas por algo menos de un par de horas iniciamos la marcha de vuelta y al ir a recuperar las bicicletas…desagradable sorpresa, no había ni rastro de ellas…tras varios minutos asumiendo la situación y pensando que íbamos a hacer (incluidas una serie de increpaciones hacia nosotros mismos y una cantidad nada desdeñable de descalificaciones hacia la gente que nos había asegurado que los Tarahumaras son gente muy honrada y que el robo no está nada extendido entre ellos,etc,etc…) , iniciamos la marcha de vuelta a pie con varias horas por delante y la incertidumbre de saber cuántas serían en concreto. La suerte hizo breve acto de presencia, y tras una hora y media andando, conseguimos que una furgoneta cargada de madera nos dieran un aventón en la parte de atrás compartiendo espacio con la madera y así unos 20 minutos después y helándonos de frío los dedos hasta tal punto que casi ni los sentíamos (pues ya era de noche) llegamos de vuelta a Creel



Lo primero que hicimos fue ir al hostal a reportar el incidente, y la verdad no se lo tomaron precisamente bien, llamaron al gerente del tema de las bicicletas que a la postre resultó ser una persona bastante razonable, pero que inicialmente se puso hecho un basilisco y constantemente nos exigía retener el pasaporte de alguno de nosotros como prueba de que no íbamos a fugarnos, petición a la cuál no accedimos. A continuación, fuimos a la comisaría para que mediara en el litigio abierto entre el Hostal Casa Margarita y nosotros y de paso a poner la denuncia por si se podían poner manos a la obra y lograr algo, mientras tanto, la policía que se encontraba de turno se preguntaba en alto una y otra vez como habíamos sido tan ilusos de confiar en la integridad de la gente en una tierra dura como es la de Chihuahua en unos tiempos tan difíciles e inciertos como estos. Puesta la denuncia, acordamos investigar y establecer un valor económico como compensación por ambas bicicletas; en el más que probable caso de que estas no aparecieran, y quedamos para el día siguiente para continuar con el caso y tratar de localizar las bicicletas esta vez con ayuda del CIPOL ( Control de Investigación ,de Prevención,Operación y Logistica ). La gente de la CIPOL fue tremendamente colaboradora, esperaron (y nos ayudaron) a confeccionar unos carteles con la descripción de las bicicletas (foto de las mismas incluida) dónde ofrecíamos “una cuantiosa recompensa” sin necesidad de rebelar la identidad rollo el Salvaje Oeste.



Fuimos en el auto de la CIPOL preguntando a la gente de los pueblos si había visto a 2 muchachos de unos 8 años (pues ese era el perfil de los dos únicos sospechosos, las únicas personas con quien nos habíamos cruzado el día de los acontecimientos mientras bajábamos hacia las piscinas cuándo ellos subían montaña arriba) y recalcando que había recompensa para el que las encontrara, y además fuimos colocando carteles en varios puntos específicos del recorrido. Decidimos que ya que íbamos a prolongar nuestra estancia en Creel a fin de dar más tiempo a que aparecieran las bicis, merecía la pena emplear parte de tal tiempo en explorar las maravillas naturales de la región, por lo que decidimos ir a las cascadas de Basaseachi cuyos 246 metros de altura la convierten en uno de los saltos de agua más altos de Norte América



Al no encontrarnos en temporada turística no fue nada fácil llegar hasta allí, y de hecho gran parte del recorrido hasta allí tanto a la ida como a la vuelta lo hicimos a dedo, fue toda una Odisea y de hecho llegamos a una hora tal que apenas pudimos quedarnos unos 30 minutos admirando la belleza de la cascada, pero ciertamente valió la pena. Otro día decidimos visitar el valle de los Hongos; un valle lleno rocas con caprichosas formas muy cercano a Creel, y llegamos hasta el lago Arareco atravesando un agradable sendero que discurría entre un mar de pinos.



Llegó el día en que tras mucho esperar y no obtener ningún resultado, decidimos que tocaba marcharse, a estas alturas ya éramos célebres en el pueblo (como no después de la masiva puesta de carteles de recompensa) y tod@s comentaban lo ilusos que éramos si esperábamos que tales bicis aparecieran, una de las razones; por muy remota que pudiera parecer, es la droga. Creel está ubicado sin lugar a duda un lugar estratégico, establecido como punto neurálgico de la región, está rodeado de un buen número de barrancas de gran profundidad, al fondo de estas barrancas se dan las condiciones idóneas para la plantación de Marihuana. Según los relatos de gente de Chihuahua que conocimos, los principales “agricultores“ la esta planta son los mismos Tarahumaras, que trabajan codo con codo con los narcos regionales,son sus proveedores de materia prima (de tod@s es sabido que cualquier negocio relacionado con las drogas, aunque peligroso puede ser tremandamente lucrativo) , ¿que relación guardan las bicis en todo este asunto? Aunque los Tarahumaras o como ellos se llaman a sí mismos, Raramuris (que en lengua Tarahumara significa aquellos que corren rápido) son ágiles y veloces caminantes, pueden acelerar su tránsito a la plantación con un vehículo como una bici. Los narcos no precipitaron el robo de las bicis de dos insignificantes turistas, pero teniendo en cuenta que ellos son los primeros interesados en facilitar el transporte a sus proveedores, y que sus tentáculos llegan a todas partes, es fácil adivinar porque la gente local tenía tanta certeza de que jamás íbamos a volver a ver las bicicletas , parecen conjenturas dignas de una película, pero no, no lo son, especialmente en el norte de México, las tasas de poder, influencia y control del Narco son altas, muy altas. Llegó entonces el día que al fin íbamos a tomar el Chepe; el tren de Chihuahua a la costa Pacífica, esta via férrea; la única en todo el país en funcionamiento con fines civiles, está descrita como una de las rutas más espectaculares del mundo pues atraviesa la conocida como Barranca del Cobre, una . El tramo de Creel a un pueblo llamado Divisadero no es nada del otro mundo, sólo una sucesión de pinos y más pinos, pero a partir de El Divisadero (dónde dan unos 15 minutos para deleitarse con la vista)



comienza un serpeante y vertigonoso descenso desde los 2245 metros sobre el nivel del mar en los que se ubica El Divisadero hasta aproximadamente una hora después de pasar un pueblo llamado Temoris, rodeado de desfiladeros,cañones, paredes de cientos de metros, atravesando la oradada piedra de esta parte de la Sierra Madre. El cambio es tan notable que la vegetación, la temperatura y la humedad cambian Luego el tren continua hasta Los Mochis ya en la costa, aunque esta última parte ya no es muy accidentada ni muy variada y la hicimos cuándo ya estaba anocheciendo. Por si alguna vez alguien decidiera ir a la Barranca del Cobre, mi consejo es que consigáis asiento en la parte izquierda del tren (si váis en el sentido Creel → Pacífico) Ya de noche, llegamos a El Fuerte, un pequeño y colorido pueblo de estilo colonial que sería el lugar donde pernoctaríamos, y que desde luego se antojaba como una opción mucho más atractiva que Los Mochis. Llegamos bastante cansados al hostal, pero como casi no habíamos salido la última semana, nos dimos una ducha a salir a buscar chelas, comida y algo de diversión, nos dimos de bruces contra la realidad, pues lo único que había era una cantina de mala muerte con 2 tios bastante bolos, así que después de tomarnos una y reirle un poco las gracias al que estaba más bolo volvimos al hostal para al menos poder sacarle más partido al día siguiente. El Fuerte es un pueblito típico del Norte Mexicano, dónde todo hombre que se precie siempe cube su cabellera con el típico sombrero norteño



además fue la cuna de uno de los justicieros más míticos de todos los tiempo Don Diego de la Vega más conocido como “El Zorro“



Como ya en su día habíamos visto otras ciudades coloniales y no queríamos que se hiciera muy tarde; pues aún teníamos que llegar hasta una ciudad llamada Guaymas para tomar el Ferry y cruzar a Baja California, marchamos hacia Los Mochis, pero sorpresa, al llegar a la estación, la muchacha que nos atendió, nos dijo claramente que no íbamos a llegar a Guaymas con tiempo suficiente para tomar el Ferry, teniendo en cuenta que Jan tenía el tiempo justo y que desde Guaymas sólo hay 2 ferries semanales a Santa Rosalía (al norte de Baja California Sur), decidimos variar los planes ligeramente y visitar Baja California Sur de Sur a Norte en lugar de Norte a Sur, por lo que cruzaríamos a La Paz. Teniendo en cuenta que el Ferry no salía de Topolobampo (el “puerto“ de Los Mochis) hasta ya por la noche decidimos salir a dar una vuelta y comer algo a la ciudad. Los Mochis (perdón si alguien se ofendiera) ha sido a la postre la ciudad más fea de todo México en la que he estado, no tiene ningún atractivo, sólo se medio salva un parquecito que hay en el centro con su característico kiosko en el medio y ya. Como no queríamos llegar de noche al puerto y por la duda llegar con tiempo, fuimos a Topolobampo con bastante antelación, y ahí estuvimos matando el tiempo jugando al frisbie que traía Jan entre la igente cantidad de camiones y coches que también cruzarían. Por suerte los barcos que cruzan a La Paz son bastante espaciosos, y como no había demasiada gente pudimos pillarnos cada uno varios asientos juntos a forma de cama. Yo andaba tan reventado que prácticamente dormí hasta el amanecer, pero por lo visto el mar estuvo bastante movidito. Poco después del amanecer se empezó a divisar la costa californiana y a eso de las 8h00 o así tocábamos tierra, ¡habíamos llegado a Baja California!

domingo, 28 de marzo de 2010

CENTRO COLONIAL

¿Qué atrajo a los españoles hasta América y que les motivo a explorar todos y cada uno de sus rincones? Las crónicas oficiales de la época se centraban principalmente en la faceta evangelizadora de la empresa , en que era necesario extender el dogma cristiano hasta los confines más remotos del mundo, y aunque bien es cierto que existía un número nada desdeñable de entusiastas de tal causa, los que materializaron las conquistas, los Conquistadores tenían en el fondo y por norma general un afán bien distinto, enriquecerse y mejorar su posición social.

Tras los primeros viajes de Colón y sobre todo tras alcanzar por primera vez las costas de México, los primeros españoles quedaron fascinados por la cantidad de adornos de oro y plata (tan valorados en Europa por aquel entonces) y entonces se creó y a empezó a crecer cómo la espuma el mito de“El Dorado“

Dicho esto, no es de extrañar que una vez que las tropas de Cortés con la estimable ayuda de varias de las tribus sometidas por los Aztecas doblegaran a los mismos y se consolidaran cómo la nueva estirpe dominante, estas se lanzaran a la búsqueda del Dorado.

Esto explica en gran medida cuál fue el criterio que se siguió para la fundación de las primeras urbes en el Nuevo Mundo, la ubicación de los yacimientos de Oro, Plata.

De esta primera época de la Conquista (primera mitad del siglo XVI), datan varias de las ciudades con mayor encanto y que poseen un estilo arquitectónico inconfundible caracterizadas por los colores vivos, la presencia de verjas y puertas metálicas muy alargadas, preciosos balcones, calles estrechas y en muchas ocasiones empinadas y amplios portones de madera, el estilo colonial, que por analogía se parece algo al estilo de los pueblos blancos de Andalucía pero cómo citaba antes con colores muy vivos.

De ahí que muchos le den el sobrenombre de corazón colonial a la zona central de México que cuenta con la presencia de estas ciudades.

El viaje se iba a adentrar ahora por estas tierras, y el primer destino iba a ser la preciosa ciudad universitaria de Guanajuato.

Tras algo más de 4 horas de autobús, Jan y yo llegamos reventados a Guanajuato, y aún nos tocó tomar otro autobús hasta el centro, ya que la central de autobuses estaba algo apartadilla del centro. Tras visitar varios hostales y andar regateando un poco, nos quedamos en un hotel que aunque no era muy, muy céntrico estaba muy bien (al centro se llegaba andando en menos de 10 mins igual). Tras los primeros garbeos por esta preciosa ciudad (la que más me ha gustado de México hasta el momento), decidimos echarnos lo que iba a ser una pequeña siesta y terminó convirtiéndose en la madre de todas las siestas (más de 4 horas). Cómo nos habían hablado muy bien de la vida nocturna de Guanajuato (recordar, ciudad universitaria y era jueves), decidimos no desanimarnos,así que aunque eran las 2 de la madrugada para cuándo estuvimos desperezados, que veíamos ya a gente volverse a casa y que la marcha aquí suele terminar antes que en España, continuamos en nuestra búsqueda incansable y encontramos un garito con música aceptable, tragos baratos, gente muy buena onda, y bueno, tampoco había mucho dónde elegir, así que nos pasamos un par de horitas buenas hasta que chaparon el antro.

Al día siguiente siguiente continuamos callejeando por la ciudad y subimos al mirador del Pípila, un mirador dónde hay una estatua dedicada a barrenero apodado el Pípila, héroe local que fue figura fundamental en la toma de la ciudad de Guanajuato por los insurrectos durante la guerra de la independencia de México de España.







Una de las cosas que hace única a Guanajuato, es su sistema de calles subterráneas, no sé con exactitud el kilometraje total de estas calles, pero es enorme, y según nos contaron, conformaban originalmente el sistema de alcantarillado de la ciudad.



Otra cosas curiosa de Guanajuato, es que es una ciudad dónde el Quijote es una figura fundamental, tanto es así que la festividad más importante de Guanajuato; que se celebra en el mes de Octubre, es el Cervantino, ¿y esto por qué? os estaréis preguntando ahora. Pues resulta que allá por los años 50, un grupo conformado por estudiantes y profesores de la universidad, realizó una representación callejera de la obra teatral de Cervantes “los entremeses“ que tuvo gran éxito y acogida, poco a poco se convirtió en tradición y así hasta nuestros días. También hay en la ciudad un museo del Quijote; que básicamente consiste en obras de todo tipo relacionadas con el caballero andante, libros en todos los idiomas, esculturas, pinturas...todo ello fue recopilado por Eulalio Ferrer, un español exiliado tras la guerra civil que al igual que gran parte de los grandes intelectuales de la época de España, buscó refugio en México, el único país que apoyo de forma incondicional la Democracia en aquella cruenta guerra fraticida.

El último día de turismo por Guanajuato, decidimos tomar un tour para visitar algunos de los lugares de interés cercanos a Guanajuatio pero más apartados del centro y de difícil acceso con transporte público.Entre otros lugares visitamos la presa de la Olla, la antigua mina de plata La Valenciana, la iglesia de La Valenciana, y el museo de las momias.

)



Nuestro última noche de marcha por Guanajuato, nos decantamos por la disco que teníamos al lado del hotel,el Praha, un antro de música electro, y terminamos casi uniéndonos con una gente de León (estado de Guanajuato) que habían venido el finde a Guanajuato a celebrar el cumpleaños de uno de ellos.



Al día siguiente, tomamos un autobús rumbo a León, dónde haríamos una breve parada de unas 5 horas para visitar el centro histórico antes de dirigirnos a nuestro destino final de aquel día, Zacatecas.

León no es una ciudad espectacular ni con el encanto que pueda tener Guanajuato, pero el centro de la ciudad es bastante agradable y aunque no tuvimos tiempo de comprobarlo, parece que la ciudad tiene mucha vida.



Una vez que llegamos a Zacatecas (cómo a eso de las 9 de la noche) y que nos asentamos en el hostal Villa Colonial (quizás el mejor en relación calidad-precio hasta la fecha y que aparte de un personal majísimo tiene una amplia azotea con unas preciosa vistas de la ciudad y en especial de la catedral ), nos dimos un paseo de reconocimiento por la ciudad, cenamos algo y cuándo casi nos íbamos a dar por vencidos y a resignarnos a no salir por primera noche en varios días (era domingo y aunque fuera queríamos salir de tranquis) el encargado del hostal nos comentó del único antro que debía tener algo y allá que fuimos.



El antro no era espectacular pero nos la pasamos genial, era un antro gay con unos travelos que ríete tú de los que ves por Chueca, que subieron a cantar; perdón desafinar y todo,y que se encargaron de despelotar a los participantes que pujaban por una botella gratis haciendo un streaptease, en fin, una fauna. Aunque el momento más divertido de la noche fue cuándo 10 personas; de digamos 4 grupos distintos que nos juntamos cómo quién no quiere la cosa en el antro, nos metimos en un Volkswagen del tamaño de un 600 y nos dirigimos a casa de una chica de allá, al final la noche que habíamos planeado más bien tranqui, terminó a las 6 de la mañana.



Al día siguiente y una vez que conseguimos levantarnos, fuimos a visitar el centro histórico y la antigua mina de plata del Edén, que los viernes y sábados noche también es discoteca, y ya luego por la noche quedamos para tomar algo; esta vez sí de tranquis, con gente que habíamos conocido la noche anterior.Cabe destacar que aunque esta mina ya no funciona, siguen existiendo varias minas en funcionamiento alrededor de Zacatecas, y no en vano, Zacatecas ostenta aún uno de los primeros puestos a nivel mundial en cuánto a producción de plata se refiere.



Al día siguiente, tomamos el teleférico que lleva desde la salida de la mina del Edén hasta el alto de la Bufa dónde está la preciosa capilla de los Remedios y una estatua ecuestre de grandes dimensiones del gran héroe de la Revolución mexicana, Pancho Villa.


A continuación, trepamos el cerro de Bufa, desde dónde se puede disfrutar de una soberbia vista panorámica de la ciudad.



Ya después nos dimos nuestro enésimo paseo por el centro (que a pesar de que tiene varias partes que están siendo reparadas es precioso) y quedamos con Leticia; la chica que osó ofrecer su casa para continuar de fiesta en la loca primera noche de Zacatecas, previo a tomar un autobús nocturno de 11 horitas a nuestro siguiente destino, la ciudad de Chihuahua.


viernes, 12 de marzo de 2010

MÉXICO D.F

Tal cómo habíamos cuadrado previo a mi partida, Marcos (compañero de mi ex-curro que es mexicano y que iba a estar por México en esas fechas) y yo nos encontraríamos a la salida de metro Insurgentes el lunes 1 de febrero a las 13h00, tras el encuentro, fuimos a comer a Polanco, una de las zonas más “prósperas“ del D.F

Tras una comida exquisita, unos tequilas dobles reposados y un jugo de clamato, estuvimos dando una vuelta por la zona y “deleitándonos“ con la belleza de las casas de la zona de un estilo algo así cómo neo-colonial contemporáneo. El paseo se fue alargando y llegamos al Auditorio Nacional y luego al museo antropológico rodeando todo el Bosque de Chapultepec a lo largo del Paseo de la Reforma (la principal arteria de la ciudad) hasta la Torre Mayor, el edificio más alto de América Latina.





Tras tanto paseo, el cuerpo nos pedía una birra, y por casualidad fuimos a dar al Sanborns (algo así cómo el Vips en España) que se encuentra en la parte trasera del Hotel Geneve, que había alojado a lo largo de su historia a grandes personalidades históricas (y que actualmente aloja sobre todo a japoneses por lo que pudimos ver) y que celebraba su 100 aniversario. Entre sus “ilustres“ clientes habituales se encontraba Felipe González; el ex-presidente, que de hecho firmaba la presentación del libro conmemorativo de tal evento. Tras las birras, seguimos callejeando por la llamada Zona Rosa (no sé si es por casualidad, pero desde luego la presencia “rosa“ es muy marcada) hasta topar con un antro que tenía billar y birras baratas. Tras unas interesantes e igualadas partidas (aunque el marcador así no lo reflejara) cada mochuelo regresó a su olivo y un servidor preparó las cosas para ir rumbo a Cuernavaca al día siguiente.

Teniendo en cuenta que Jan; ex compañero de trabajo, llegaba el viernes para viajar conmigo durante un mes y que había sitios que no merecía la pena visitar más de una vez; cómo las pirámides de Teotihuacan, decidí marchar unos días a Cuernavaca y volver el viernes al D.F

Tras instalarme en un céntrico hostal, salí a recorrer la pintoresca ciudad, que fue elegida por el mismísimo Cortés cómo sede de su palacio; actualmente museo de la ciudad. Visité entre otras cosas el museo Brady, la casa del artista Robert Brady que tiene una variedad enorme de piezas de arte de todo el mundo, además de imprimirle su sello personal en el diseño de la misma. También estuve visitando su pintoresca catedral.






Al día siguiente, salí rumbo a las ruinas de Xochicalco; declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO, y tras un viaje de casi 2 horas de “chicken-bus“; pude disfrutar de mis primeras ruinas de civilizaciones prehispánicas del viaje; aunque eso sí bajo una lluvia intermitente, y tuve una interesante charla con uno de los guardas sobre las ruinas, sobre las civilizaciones prehispánicas y el estado de la educación en México y España (el guarda en cuestión tenía formación en educación especial). Tras la visita de las ruinas, estuve esperando un tiempo; que cuánto más preguntaba más incierto resultaba, al bus de vuelta; los autobuses regionales no destacan por la rigurosidad de sus horarios, igual llegan 15 minutos antes y se marchan o igual llegan ½ hora tarde, al final fue lo segundo por desgracia.




Ya cuándo llegué al hostal, empezó a llover de forma más continuada y por desgracia la lluvia ya no pararía hasta dos días después, había entrado una gota fría del Pacífico que de hecho causo estragos en varios puntos del país.

Al día siguiente, al no parar de llover y en consecuencia no poder ir a Tepoztlán, me quedé en el hostal haciendo tiempo por si amainaba un poco la lluvia por lo que me la pase leyendo y escribiendo. Cansado de estar todo el día en el hostal, salí con la intención de visitar un casino que por lo visto estaba chulo por dentro, y que luego resultó no existir desde hace un tiempo. Al final salí para nada, lo único que me llevé fue llegar totalmente empapado al hostal; y eso que la lluvia había amainado bastante. Al final me metí al cyber de al lado de mi hostal, con tan mala suerte que justo cuando iba a colgar el capitulo del blog 1 se fue la luz de toda la calle y unas cuantas más en toda la ciudad; de ahí que tardara tanto en subir el capítulo

Al día siguiente por fortuna si amainó un día buenísimo y totalmente despejado, así que al fin pude ir a Tepoztlán. Una vez allí, me decidí por visitar en primer lugar las ruinas que desde lo alto del Tepozte (una montaña) dominan la ciudad y otorgan a los “aguerridos“ excursionistas unas vistas espectaculares no sólo del pueblo sino del valle donde se encuentra. La subida hasta allí es ciertamente dura aunque también bastante chula, justo antes de llegar a las ruinas me topé con un simpático bicho; un tejón, y cómo llevaba una bolsa con comida y además está iba haciendo ruido según avanzaba, de las montañas empezó a aparecer uno, y luego otro, y otro...hasta que de repente me vi rodeado de unos 20 (sin exagerar), que parecían muy decididos a hacerse con la comida que llevaba en la bolsa, al final conseguí ahuyentarlos y llegar sano y salvo a las ruinas; por un momento parecía que hasta me iban a comer a mí en serio ;-)



Las vistas desde arriba eran simplemente espectaculares así que me quedé un buen ratillo arriba disfrutando de las mismas; las ruinas en sí no son gran cosa, se limitan a una pirámide más bien pequeñita y ya. Una vez abajo, estuve visitando el convento de María de la natividad, por desgracia no pude quedarme hasta más tarde que montan un mercadillo hippie bastante apañado según me han contado y dónde se come bastante rico, y es que tenía que volver al D.F para recibir a Jan.



A todo esto, creo que una de las pocas cosas que no se me olvidará de Cuernavaca será el Tortón, un establecimiento de comida especializado en tortas; una especie de bocatas, de tamaño gigante, y que suponían la única ingesta de comida de proporciones considerables que hacía al día.




Jan llegó al hostal más tarde de lo esperado; el vuelo tuvo retraso, pero sano y salvo y sin excesivo jet-lag, por lo que decidimos darnos un garbeo para tomar unas chelas y que Jan cenara y si se terciaba salir de marxuki (era viernes). Nos sentamos a cenar y tomar unas chelas en una céntrica terracita, y a mitad de la cena, salió una chava bien histérica buscando a la policía porque se había formado una pelea dentro del sitio, cómo es el D.F, había cerca varias unidades de policía, así que unos 10 maderos entraron al sitio y sacaron a los dos pabos que andaban enfrentados; uno de ellos con camiseta blanca ensangrentada incluida, y a los colegas respectivos.

Después de este prometedor comienzo de noche, decidimos buscar algún garito y nos metimos a uno cerquita que desde fuera se le veía bueno.Al ir a marcharnos del garito, resultó que no llevábamos ticket de haber hecho un consumo mínimo; gracias camarero por ser tan considerado de avisar y habernos dado el ticket, por lo que los puertas nos tuvieron 10 mins esperando que el dicho camarero corroborara que había servido unas chelas a un español y ya al fin nos dejaron marchar.

El sábado nos despertamos a una hora razonable ya que a mediodía teníamos recepción en la embajada de Eslovaquia, se celebraba el encuentro anual de los 4 eslovacos que viven en México, y para engordar un poco la asistencia, Jan que conoce al cónsul de Eslovaquia en Madrid, consiguió que nos tramitaran una invitación para la fiesta más desmadrada de la ciudad ;-) (aclaro en este punto para quién no lo supiera o hubiera intuido, que Jan es eslovaco). Tras la recepción, colmada de rica comida eslovaca; incluido un delicioso gulasch preparado por el mismísimo embajador, y varios licores la comida y sobre todo la sobremesa se fueron alargando y terminamos por salir bastante más tarde de lo que habíamos planeado (por cierto la cónsul eslovaca una persona muy agradable) y es que teníamos plan para la noche y queríamos dormir una siestuki antes para reponer fuerzas y darlo todo.



Así pues por la noche nos acoplamos a una fiesta en casa de una amiga de una amiga de una amiga de mi Erasmus (¡gracias por el contacto Cani!) más bien calmada, y luego fuimos a otra fiesta bastante loca en otra casa de por la zona con un DJ y todo y que pinchaba música electro-balcánica (imaginaos entre otras cosas remezclas de los temas de Goran Bregovic). La concentración de gente en la casa era poco más o menos la misma que el metro del D.F en hora punta, así que por desgracia no pudimos emplearnos tan a fondo nos pedía el cuerpo con las danzas balcánicas pero bue, nos la pasamos bien chingón.



Al día siguiente fuimos al Coliseo de México para asistir a un espectáculo de lucha mexicana y aunque por la tele siempre me pareció demasiado surrealista en directo y sobre todo con la gente gritando y animando como si la vida le fuera en ello

Los siguientes días los dedicamos más al turismo. Un día hicimos un tour a pie por la ciudad, incluyendo el interior del Palacio Nacional que tiene una cantidad inmensa de murales de Diego Rivera pintados directamente sobre las paredes y dónde el artista intentó hacer una síntesis de la historia de México, otro día fuimos al museo antropológico (ambas visitas con las explicaciones de un guía cojonudo) y a Xochimilco y otro día a las pirámides de Teotihuacán.






Mención especial merece la visita de Teotihuacán, ya que por desgraciadas circunstancias de la vida, el bus dónde íbamos fue asaltado.

La verdad fue una experiencia nada agradable, aunque dentro de lo que cabe salimos muy airosos, mucho más de lo que hubiéramos podido imaginar. Todo sucedió cómo comentaba antes, al tomar el autobús hacia Teotihuacán. Este autobús se puede tomar en dos sitios de la ciudad, Terminal del Norte; una estación en condiciones, con seguridad, detección de metales, cámaras, etc...o en Indios Verdes; una “estación“ donde los autobuses están de forma mucho más caótica, y no hay ti tan siquiera taquillas. Mi guía y todas las que yo conozco; salvo sorprendentemente la guide du routard, no mencionan nada de tomar el bus en un sitio u otro, sólo que existen esas dos posibilidades. Aclarado este asunto vayamos al grano, al asalto en si. Cómo sucede en este tipo de situaciones, todo fue muy rápido, de hecho yo estaba algo cansado y cuándo empezó todo, yo iba durmiendo. De repente, Jan me despertó y me señalo a uno de los dos asaltantes, que estaba delante nuestro, al yo no saber aún nada, estar todavía dormitando y ver al tipo con una bolsa de plástico negra abierta, pensé que pasaba recogiendo basura, así que yo todo ancho le dije que no gracias que no teníamos nada de basura, por lo que el tipo se me quedó mirando muy desconcertado, así que acto seguido pensé que entonces querría los billetes de autobús por lo que me dirigí a Jan y le dije que se los diera, el tipo sin salir de su desconcierto, me gritó que le diera el reloj que llevaba; con mayor valor sentimental que material la verdad, y se lo di sin rechistar, acto seguido me dijo que me vaciara los bolsillos, y me saqué la cartera, llevaba el carnet de identidad que me había renovado unos días antes de salir y me salió instintivamente y con toda la naturalidad del mundo preguntarle si le importaba que sacara el carnet que total a ellos no les servía para nada, eso descuadró aún más al tipo, que sin tan siquiera contestar no insistió y continuó la “ronda“ olvidándose de nosotros. El destino quiso que estuviéramos sentados en la última fila, por lo que aprovechamos su confusión que no sabíamos cuánto iba a durar para esconder la mochila debajo de los asientos al fondo; con entre otras cosas las cámaras de fotos de ambos, el móvil, etc.. Una vez que terminaron la ronda, el que era el líder de los dos y que tenía la pistola nos gritó amenazantemente que fuéramos obedientes y nos mantuviéramos agachados y luego obligaron al conductor a parar al lado de una comunidad de mal aspecto al borde de la autopista, y una vez se bajaron, ya continuamos el camino. El conductor paró en el siguiente puesto que pudo para “buscar“ a algún policía con “tan mala suerte“ que no encontró a ninguno y “sospechosamente“ tampoco pareció esforzarse demasiado en localizar a ninguno por teléfono o algún medio.

Lo interesante de la historia; al menos desde mi punto de vista, es la forma instintiva de reaccionar que está muy ligada; según creemos Jan y yo que discutimos sobre el asunto varias veces después de lo acaecido, al inconsciente, a cómo de una forma involuntaria, nuestra mente había sabido leer la inseguridad, la poca convicción que mostraba el atracador ayudante (el que pasó con la bolsa de basura), al realizar el atraco, y por eso reaccionamos instintivamente con menor docilidad que cómo probablemente lo hubiéramos hecho si hubiera venido a nosotros directamente el tipo que llevaba la pistola, de ahí que aunque sí entregara el reloj sin mayor oposición (unos segundos antes dormía plácidamente que conste en acta), no dudara en negociar la entrega de mi cartera, y de que Jan no le entregara la cartera, sino que también negociara cuánto dinero le iba a dar. Tan inexpertos y nerviosos parecían, que cabe preguntarse hasta que punto era un medio de vida “fácil“ que habían elegido, o hasta que punto podría haber dos historias subyacentes nada agraciadas sobre la vida de cada uno, que les había empujado a subsistir asaltando autobuses... Una vez llegamos a la entrada de Teotihuacán, hablamos más detenidamente con el conductor, que durante puntuales momentos parecía que podría haber estado compinchado con los atracadores...sin llegar a nada claro informamos al jefe de estación de Teotihuacán, que dijo que intentarían hacer algo, pero que era dificil,etc,etc...luego el policía que había a la entrada de Teotihuacán, dijo que él no podía hacer nada que sucediera fuera del recinto...vamos que asaltar parecía salir 100% gratuito. La nota positiva fue que pudimos hablar con unos funcionarios que trabajaban en la gerencia del recinto, y tras explicarles lo sucedido, accedieron encantados a nuestra petición de si nos podían “ayudar“ a visitar las ruinas, me pregunto si esto hubiera sido así de fácil en Europa, o debido a la existencia de una reglas tan firmes cómo a veces tenemos en Europa, esto sería simplemente impensable, aunque es verdad que por otro lado es difícil pensar algún sitio de Europa dónde pudiera pasar esto de la forma en que pasó. Lo que quiero decir, es que da la sensación de que en Latinoamérica todo parece más “humano“ en general, la gente parece muchas veces tener más empatía cuándo uno tiene problemas, parece que se involucra más aunque no te conozca de nada y se desvive más por ayudarte, frente a unas actitudes más pasotas que tenemos en Europa, una actitud más del tipo “¿a mi que me estás contando? ese no es mi problema“. Ojo, todo esto son generalizaciones, aquí hay gente pasota y en Europa hay muchísima gente de una calidad humana inmensa, habló de actitudes quizás más ligadas a aspectos culturales, cómo es que aquí da la sensación de haber una riqueza social mayor, que la gente no es tan individualista, que justamente por tener una riqueza material menor, tienen mayor capacidad de compartir (no sólo cosas materiales sino problemas por ejemplo) y que ese simple aspecto es un motor que ayuda a tejer unos fuertes lazos sociales y afectivos.

Las ruinas de Teotihuacán son magníficas y se encuentran en un estado de conservación bastante bueno, lo más destacable de estas son las pirámides del Sol y la Luna, desde dónde se puede divisar la totalidad de la antigua ciudad




El último día de turismo, lo dedicamos al museo antropológico, y al pueblo de Xochimilco (una de las pocas partes dónde aún queda algo del inmenso lago sobre el que un día se asentó la antigua capital Azteca Tenotichlán), y luego de vuelta al hostal nos pegamos nuestra última fiesta en el D.F en el hostal, el único antro de todo D.F con ambiente los 7 días de la semana. Una vez que se extinguió la fiesta, dormí (Jan fue prudente y no lo hizo) y se los que aún quedaban, se dedicaron a grafitearme la cara hasta que ya me pispé, jaja que cacho perros. Luego ya nos fuimos a la Central del Norte a tomar el autobús para Guanajuato, pero perdimos el autobús que queríamos por unos minutos, así que tocó esperarse al siguiente que salía un par de horillas más tarde y en ese tiempo estábamos medio muriéndonos en los asientos, esperando impacientes que al fin llegara el autobús para poder recuperarnos de la noche. Una vez en el autobús dormimos plácidamente hasta casi llegar a Guanajuato, nuestro siguiente destino.




lunes, 8 de febrero de 2010

LLEGADA A MÉXICO

Tras una semana de despedidas día sí y día también y de continuos preparativos de última hora, llegó el día 29 de enero, el señalado para mi partida (el día anterior me había acercado al aeropuerto y me había inscrito en la lista de espera y había plazas de sobra)
Durante las horas previas a mi partida, una onda sensación mezcla de tristeza y “miedo” por la incertidumbre me invadía, en breves lapsos hasta me planteaba hasta que punto tenía ganas de comenzar con todo esto….pero unos pocos segundos de reflexión serena bastaban para disipar tales dudas, esto era lo que quería hacer y era un deber para conmigo mismo.

Al atravesar la puerta de entrada a la T4, fui por primera vez verdaderamente consciente de hasta que punto iba a extrañar a tantos seres queridos que iban a quedar atrás por un tiempo indefinido, eso junto al cansancio acumulado hicieron que subiera al avión con bastante mal cuerpo.


El principio del vuelo lo pasé en coma a pesar de la niña de 1 año o así que no paraba de dar gritos y que estaba justo delante de mí, del matrimonio que estaba a mi izquierda y que tenía unas discusiones bien cómicas, y sobre todo sus 2 nenes pequeños, un auténtico infierno de chavalines que no pararon quietos durante todo el vuelo. Luego estuve hablando con un suizo de la parte italiana que estaba al lado mio (aproveché para refrescar algo el italiano) que me explicó el funcionamiento del Sistema político suizo (sí, lo sé, un tema “apasionante” dónde los haya, pero tenía interés en conocer el tema, ¿vale?) y que venía a México a conocer a la familia de su prometida, ojo, explicaciones netamente en italiano, que tiene su mérito ;-)


Para la entrada a México, no las tenía todas conmigo, en teoría hay que tener billete de salida del país, y aunque mi billete Iberia es de ida y vuelta, la vuelta tenía límite el 31 de enero, así que si se fijaban un poco, podía tener problemas, ya que aunque lo intenté en repetidas ocasiones, me fue imposible comprar el billete de autobús frontera de México -> frontera de Guatemala o algo similar en ninguna de las 2 compañías que sirven tal trayecto, eso sí, por si acaso llevaba el número de las compañías de autobús para en un momento dado tratar de comprarlo por teléfono y desde México por si fuera más fácil que por Internet.

Al principio del control de pasaportes todo fue bien, me dieron la visa de 180 días (a veces sólo dan 90 y no quería protestar y que se descubriera todo el pastel) y no me pidieron el billete de salida del país, pero el oficial de inmigración me pidió muy amablemente que le acompañara un momento….(momentos de paranoia total y de hipótesis enrevesadas al máximo). Al poco, me explicó que le había salido una “coincidencia” al pasar la banda lectora de mi pasaporte que había que aclarar, y que tardaría unos 10 minutos. A los 40 minutos vino una oficial de inmigración y me preguntó si alguna vez había estado en México, si había tenido problemas con el Gobierno de España…me aclaró la “coincidencia”, resulta que un tal Carlos no-se-qué está buscado por la Interpol desde 2006, y uno de los pseudónimos que utiliza es mi nombre y dos apellidos en el mismo orden (joder con el puto delicuente, vaya nombre y dos apellidos tan poco comunes fue a elegir).

Tras otros 40 minutos de espera mientras la gente de inmigración seguía comprobando algo más, me devuelven el pasaporte y me dicen que me puedo ir, ¡prueba superada!, consigo entrar en México con 180 días de visa turística. Tengo que echarle unos minutos para encontrar mi macuto que obviamente ya no me esperaba en la cinta transportadora y que acertadamente había decidido plastificar en Barajas. Al salir con el equipaje y pasarlo por el escáner, me sale semáforo rojo, por lo que me piden comprobar el equipaje, por suerte no llevaba nada susceptible de poder ser considerado ilegal o que hubiera que declarar, así que entre risas les explico mi odisea con el pasaporte y me revisan la mochila, el mate; no la hierba sino el depósito en si, fue lo que hizo cantar a la maquinita, pero bueno, la gente del escáner era bastante buena onda y también se echó unas risas conmigo con la historia del pasaporte.

Tras cambiar algo de pasta y pillar un taxi, llegué al hotel ; en pleno centro histórico a sólo 6 cuadras del Zócalo (plaza principal de la ciudad), según llegué a la habitación , dejé las cosas, y con lo fundido que estaba y el jetlag, entré en coma profundo hasta el día siguiente.


Al día siguiente, salí pleno de energía a darme mi primer garbeo por el D.F, callejeé un poco hasta llegar al majestuoso Zócalo, una plaza inmensa resguardada por la Catedral de México; la más grande toda América Latina, y el Palacio Nacional, y coronada por una ondeante bandera de México de exageradas proporciones (que ríete tú de la de la Plaza de Colón).



En el Zócalo, había un campamento enorme montado, decidí informarme un poco preguntando a los improvisados residentes. Eran trabajadores (algunos ya no tras un masivo despido) de una compañía estatal de electricidad llamada Luz y Fuerza ( cuya representación sindical masiva es llevada a cabo por el S.M.E ) encargada del suministro eléctrico de buena parte del valle de México. Según me contaron, el Gobierno ha prescindido en gran parte de los servicios que otorgaban en beneficio de otra compañía estatal; C.F.E, alegando baja productividad de los empleados. Me comentaron que detrás hay intereses de privatizar el sector energético (no he contrastado lo suficiente para aceptarlo cómo verdad tajante, pero suena bastante creíble teniendo en cuenta la dinámica mundial) y que sobre todo el C.F.E se dedica a la pura subcontratación de gente en una gran mayoría de los casos con formación insuficiente para manipular líneas de alta tensión pero claro, a costos mucho más bajos. Esto se ha traducido en un incremento apabullante de muertes por accidentes laborales (¡que viva la precariedad laboral!), si mal no recuerdo me dieron una cifra cómo de 35 muertes desde septiembre 2009 o así, y todas cómo consecuencia de negligencias técnicas en el manejo de las líneas de alta tensión. Francisco, la persona con quién más platiqué al respecto, me enseñó unos vídeos que había conseguido sobre manipulaciones de los técnicos de C.F.E, sobrecogedores, en especial uno de una subestación eléctrica subterránea, dónde un mal empalme provocó que los técnicos se chamuscaran literalmente en cuestión de segundos.




Continué el resto del día pateando por el Centro y poco a poco me fui dando cuenta de que el D.F, lejos de esa imagen estigmatizada de ciudad insegura y peligrosa que a veces puede existir en España, es una ciudad bastante segura de día y de noche (el Centro), con multitud de espacios verdes (entre ellos la Alameda Central, que ya es una de mis partes favoritas del D.F y no por analogías con mi barrio conste ;-) ) , con edificios bastante chulos, y sobre todo con mucha vida y movimiento en todos sus rincones.






Sin embargo, visto lo visto, no es de extrañar que la ciudad sea tan segura, si se tiene en cuenta el hecho de que en cada esquina hay apostado un policía (literalmente, sin exageraciones) y que cada no tantos minutos se suele ver pasar un coche de policía.
Desde el punto de vista subjetivo de turista, de güerito (como se llama aquí a la gente de piel y pelo claro), la presencia policial es tremendamente tranquilizadora, es una certeza de que mientras uno este por zonas de interés turístico, no va a ser objeto de robo o asalto, de que uno está por completo a salvo. Sin embargo, uno puede pensar hasta que punto se utiliza la seguridad como pretexto, cuando lo que puede que realmente haya detras sea un afán de control, ¿no fueron argumentos parecidos (a otra escala y en otro contexto) los que emplearon ciertos países “occidentales” para justificar la invasión de un país y luego de otro? (no hace falta especificar países, ¿no? ), en ese caso, muchos y muy lucrativos intereses se encontraban en el trasfondo de la cuestión… ¿se podría extrapolar una conclusión similar respecto a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado Mexicano? tal afirmación sería muy osada, y aunque creo no ser el único que ha leído sobre tramas oscuras tejidas por la complicidad entre crimen organizado y Policía aquí y en todas las partes del mundo (sí, incluso en el “civilizado”), prefiero creer ; tal vez ingenuamente, que el grado de honestidad de la Policía Méxicana (al menos en su gran mayoría y al menos en el D.F) es alto, no tengo argumentos que me permitan decir lo contrario. A cambio, prefiero lanzar varias cuestiones al aire: ¿por qué el índice de criminalidad llegó a ser tan alto a pesar de que tradicionalmente el D.F no era una ciudad tan peligrosa? ¿acaso apareció súbitamente un ejército de gente mala y perversa en el D.F? ¿en su mayoría la gente delinque por vicio/gusto o por necesidad? ¿las exageradas diferencias sociales podrían ser la clave del asunto? ¿no sería mejor atajar el problema de raíz en lugar de “poner parches” ? (más vale prevenir que curar nos decían en la escuela, ¿no? ) ¿es este el mejor de los mundos posibles? ¿quién o quienes están interesados en mantener la situación tal cuál está ahora?